viernes, 29 de diciembre de 2006

Orgullo?


Hoy estuve pensando en las interminables prohibiciones a las que está casi que obligado a aceptar el ser humano: te prohibo una cosa y otra y otra y otra más (fumar, conducir, hablar, parquear, dentro de poco pensar y sentir y más...) Me doy cuenta que soy una de las no se si pocas o muchas personas que tiene un serio problemas con estas cosas... no soporto las prohibiciones. y creo que hago lo mismo que hace la mayoría de ellas en estos casos (todo lo contrario) por lo general si veo que estas son solo un capricho injustificado de la otra persona, si me prohiben algo sin darme una razón contundente además, del porque me queda terminantemente prohibido hacer esto o aquello me siento abusada y me enojo demasiado y más si no puedo decirle unas cuantas verdades al en este caso lo llamaré agresor a mis derechos como ser humano, puede ser un ejemplo muy usual Los jefes, (je je en verdad es mi ejemplo), en ocasiones las mencionadas son aceptables pero la gran mayoría de veces las hacen solo para hacernos cumplir sus deseos que creo y no se que tan equivocada esté tienen que ver con las represiones con las que vive a diario la mayoría de las personas... Bueno tanta carreta es porque tengo mucha rabia acumulada desde hace dos meses cuando mis jefes me prohibieron escuchar música solo por el hecho de no pertenecer a la misma religión que ellos, las razones que me dieron fue que el ruido en el local donde a mucha gente le gustaba lo que yo escuchaba y hasta me pedían de esa música, que falta de respeto a los clientes de su misma religión que llegaban a solicitar el servicio y no les gustaba que yo estuviera escuchando esa música (secular). así que ahora ya no escucho música y mi turno de trabajo se ha vuelto un poco aburrido más cuando llego y ella tiene a todo volumen su música y dice que es que la relaja, bueno jefe es jefe...

1 comentario:

Unknown dijo...

jefe es jefe Y ahí si no mier....
pero eso pasa cuando la gente limita sus percepciones del mundo y no acepta las diferencias en los otros.
Comienzan a tachar y a prohibir.